La Filosofía y las emociones. Curso de introducción a la Filosofía

Foto: Museum of Emotions / VKontakte

Si algo ha caracterizado este inicio de siglo ha sido el resurgir de las emociones. Si la segunda mitad del siglo XX se pensó a sí misma como eminentemente racional (aunque fuera esa racionalidad de la Guerra Fría que tan bien identificó Lorraine Daston) y las emociones quedaron desterradas al espacio de la irracionalidad, el siglo XXI se inicia con la aparición de grandes pasiones. Algunas de ellas que casi teníamos olvidadas (como la pasión por la política), otras que nunca nos abandonaron, pero que alcanza cotas nunca antes vistas (la pasión por la fama).

Las humanidades (la historia, la filosofía) tienen mucho que decir en este momento de pasiones encendidas y desde principio del siglo XXI la bibliografía sobre las emociones, los afectos y las pasiones humanas ha ido ocupando cada vez mayor espacio. Con este curso buscamos trazar un breve mapa de dónde están los estudios actuales sobre emociones y qué elementos pueden sernos útiles para entender una realidad que, cada vez más, viene fuertemente coloreada por las emociones puestas en juego.

Aula 2. Centro Cultural Ramón Alonso Luzzy. 19:30 horas

Sesión 1. Las emociones y el género
Dirige: Diana Martínez
Fecha: martes, 30 de enero

¿Es el cerebro femenino distinto del cerebro masculino? ¿Están los hombres biológicamente preparados para ser competidores y personas arriesgadas, mientras que a las mujeres les corresponde ser cuidadoras, conservadoras, incluso castas? ¿Qué nos dice al respecto la teoría de la evolución? ¿Acaso podemos afirmar, de manera justificada, que los hombres tienen unas emociones específicas y las mujeres otras distintas? ¿Hay, entonces, emociones predominantemente masculinas y emociones predominantemente femeninas? ¿Qué es el neurosexismo; y qué argumentos se manejan desde posiciones no neurosexistas? Estas son algunas de las preguntas que trabajaremos en esta sesión, dedicada a la relación que existe entre las emociones y el género desde el punto de vista de la ciencia.

Sesión 2. emociones y las migraciones
Dirige: Jeisson Martínez Leguízamo
Fecha: martes, 6 de febrero

Las migraciones, realidad connatural al ser humano, han sido frecuentemente abordadas desde disciplinas como la historia, la sociología y, más recientemente, la política. No obstante, se trata de un fenómeno con importantes implicaciones a nivel subjetivo, que supone, en la mayor parte de los casos el surgimiento, la transformación o la desaparición de grupos emociones particulares. Sentimientos como la nostalgia, el desarraigo, la extrañeza o los conflictos de identidad forman parte de una realidad en la que, indudablemente la filosofía, como ciencia encargada de estudiar la esencia humana y sus problemáticas, tiene mucho que decir. Entre los rasgos distintivos del ser del migrante está el de la evocación permanente de un pasado que se convierte en presente continuo, este peso de la memoria juega un papel decisivo en la comprensión, la adaptación o el divorcio entre el sujeto y su nueva realidad. Comprender esta parte de la experiencia migratoria resulta de sumo interés para sociedades, como la española, que son continuas receptoras y emisoras de personas migrantes.

Taller: Las emociones y el arte
Dirige: Antonio Hidalgo
Fecha: martes, 20 de febrero

La teoría del arte ha otorgado siempre un papel fundamental a las emociones, pero las consecuencias han sido muy diferentes. Dependiendo de cuál sea nuestra posición teórica, es decir, si optamos por servirnos de los criterios conceptuales que nos ofrece Platón o, por ejemplo, de los que nos ofrece Kant, nuestro enfoque y los juicios que estaremos justificados a emitir sobre lo que es “bello” o lo que es “arte”, variarán profundamente. Todo ello nos permitirá recorrer preguntas tales como: ¿Es correcto que nuestras opiniones sobre lo que es “bello” o lo que es “arte” se apoyen exclusivamente en nuestras emociones: en “lo que nos gusta o place”? ¿Disponemos de argumentos sólidos para discutir esa posición? ¿Qué papel juegan y “deben” jugar las emociones en nuestro discurso sobre el arte?

Taller: Las emociones y la política
Dirige: Javier Gastón Noble
Fecha: martes, 6 de marzo

¿Qué papel juegan las emociones a la hora de elegir un candidato político? ¿Nos declaramos de un partido o de otro por una decisión totalmente racional? Generalmente pensamos que cada uno de nosotros así lo hace, mientras que siempre consideramos que es el otro, distinto a mí, el que se mueve por pura emoción, sin pararse a reflexionar. Pero, ¿es necesariamente algo malo en sí mismo que las emociones ocupen un lugar en el ámbito político? ¿Acaso se puede evitar? ¿Es correcto llamar “populistas” a los políticos que tratan de apelar a nuestras emociones y, por ende, considerar a los sujetos que caen en ese juego como “manipulados”? En esta sesión reflexionaremos sobre éstas y otras cuestiones, a partir de la relación que existe entre democracia y emociones.

Taller: La historia de las emociones
Dirige: Juan Manuel Zaragoza
Fecha: martes, 13 de marzo

¿Experimentamos hoy el dolor como en el pasado? ¿Sentimos curiosidad por los mismos objetos? ¿Son las emociones privadas o colectivas? ¿Tienen historia las emociones? Estas son algunas de las preguntas que intentaremos contestar en esta sesión. De forma dinámica y participativa examinaremos las emociones en la Antigua Grecia para ver si se parecen en algo a las nuestras. Analizaremos el concepto de amor en la Edad Media a través de las Cantigas de Santa María y buscaremos emociones ahora olvidadas, como la acedía, o recuperadas, como el amor a la patria. Y terminaremos preguntándonos si acaso nuestras formas de sentir son tan naturales como asumimos.


Comienza el curso «La filosofía y las emociones»

Imágenes de la primera sesión del curso La filosofía y las emociones, que tiene lugar en el marco del programa Cartagena Piensa. Esta primera jornada trató sobre sobre la relación entre las emociones y el género y estuvo impartida por Diana Martínez.



Héctor García Vázquez: «Platón, una vez más»

Dos imperativos éticos para el profesor de Filosofía. El primero: "En clase, hazte comprensible". El segundo: "Procura, cuando tu tiempo te lo permita, sacar la Filosofía a la calle"

Si hay un filósofo del que todo el mundo ha oído hablar, ese es Platón. ¿Quién no recuerda su mito de la caverna? Dicho mito tiene dos partes, la segunda se suele olvidar con frecuencia. Recordémoslas. Platón habla de forma alegórica del ser humano y el conocimiento. Todos nosotros somos como prisioneros encadenados a un poste, en el interior de una caverna, mirando siempre hacia una pared en la que se proyectan sombras. Las sombras las produce un fuego encendido detrás de los prisioneros, al iluminar objetos que transportan otros hombres detrás de nosotros. Pero nosotros, por nuestra situación no vemos a los hombres ni a las cosas y pensamos que las sombras son la única realidad. Con las sombras, Platón quiso representar las opiniones equivocadas de la gente, el engaño, el falso conocimiento. Pero uno de esos prisioneros, acaba liberándose, sale de la cueva y contempla la verdadera realidad: el mundo exterior. La salida de la cueva no es fácil, pues el ex convicto camina en la oscuridad y de pronto es cegado por la luz del sol. Esta es la primera parte, la de las sombras, la que no se suele olvidar.

Ahora viene la segunda parte. El prisionero liberado vuelve a la caverna a por los demás, a intentar rescatarlos mostrándoles el engaño en el que han vivido. Platón nos quiere decir que es el Filósofo, que ama y ha descubierto la sabiduría, el que debe mostrar el camino a sus compañeros. Alcanzar la sabiduría no es fácil, pero ayudar a otros a alcanzarla tampoco. En este caso los prisioneros, al escuchar al que viene de fuera, no darían crédito a su relato y/o no le entenderían, puesto que no han visto más realidad que la de dentro de la caverna.
Imaginemos que una tradición de más de 2800 años de antigüedad, la Filosofía, desaparece. Viendo las estanterías de algunas librerías, esta posibilidad es verosímil. Imaginemos además, que los profesores de Filosofía somos los culpables. Hagamos uso entonces, de esa capacidad crítica de la que tanto habla nuestro gremio. Analicemos que parte de culpa tenemos nosotros en la desaparición de la Filosofía. Siempre me han encantado las distopías, ayudan a pensar.

Antes que nada una aclaración: la Filosofía estudia Ideas (Estado, Dios, Ser humano, Naturaleza, Cosmos, Ciencia, Belleza, Bien, etc.). La mente humana siempre ha fabricado Ideas con las que entender y comunicarse el mundo. Manejamos Ideas cuando discutimos en un bar, leemos la prensa, vemos una tertulia en televisión, debatimos en clase. Gustavo Bueno llamaba a este manejo de Ideas ´Filosofía mundana´. Esta forma de filosofar no podrá morir nunca, pues forma parte de nuestra naturaleza humana. En cambio, un profesor de Filosofía pertenece a la tradición académica, la que últimamente ha estado en cuestión. Nuestra disciplina, como cualquier otra, posee un lenguaje técnico y complejo, fruto del análisis crítico de numerosas Ideas a lo largo de años. En eso se diferencia de la ´Filosofía mundana´.

Una de las cosas que más le duele a un profesor de Filosofía es encontrarse a gente que habla de la Filosofía que estudió en el instituto como de algo incomprensible. Hay que explicar que en clase se confrontan la Filosofía Académica con la Filosofía Mundana. El prisionero liberado, esto es, el profesor, tiene que bajar otra vez a la caverna, la clase. Esa bajada, ese hablar con los prisioneros, es lo más difícil. ¿Por qué? Tenemos que hacernos comprensibles.

Hoy en día no tenemos disculpa. Gracias a las series de televisión, al acceso infinito a la música, a la alfabetización masiva, a Internet, tenemos a nuestras disposición un montón de herramientas para hacer asequible la Filosofía a nuestros alumnos. Eso requiere un esfuerzo. Algunos pensarán que los que tienen que hacer el esfuerzo son los alumnos, sí, eso también. Pero la Filosofía no puede ser una disciplina esotérica, que manejen unos pocos privilegiados.

No oculto los motivos gremiales de nuestra defensa: el gremio de Filosofía tiene que comer y que pagar facturas. Queremos vivir de la filosofía académica. Porque además, amamos nuestra disciplina y nos parece necesaria en la sociedad.

Por eso propongo dos imperativos éticos para el profesor de filosofía. El primero: «En clase, hazte comprensible». El segundo: «Procura, cuando tu tiempo te lo permita, sacar la Filosofía a la calle». La calle es la caverna de hoy, por ello nuestro gremio debería participar más en tertulias, hacer cafés filosóficos, vídeos en YouTube, celebrar el Día de la Filosofía y hacer propaganda de libros de Filosofía fáciles y amenos para el profano como Antimanual de filosofía, de Michel Onfray; Una pequeña historia de la filosofía o Filosofía Básica, de Nigel Warburton; La filosofía en 100 preguntas, de Vicente Caballero. Y no con el objetivo de iluminar a la gente, sino de aportar un poquito más de claridad y comprensión a nuestras Ideas. Y recuerda a Platón: todo lo que sube, tiene que bajar.

Artículo de Héctor García Vázquez, socio de la Sociedad de Filosofía de la Región de Murcia y profesor de Filosofía, publicado el 31 de enero en La Opinión de Murcia.